Hay un escenario desfavorable para el dólar. ¿Por qué?
El reciente simposio anual de política económica en Jackson Hole, Wyoming, reunió a la Presidente de la Reserva Federal, Janet Yellen y al presidente del Banco Central Europeo, (BCE), Mario Draghi. Ninguno de los dos expuso novedades en la política monetaria respectiva y esta inmovilidad ha afectado sensiblemente las expectativas que predecían a principios de este año una paridad euro y dólar.
La inflación europea se mantiene baja y las señales de incipiente freno económico impulsan al BCE a no incrementar las tasas de interés de referencia, actualmente en cero como estímulo extraordinario. Si se incrementara aún la cotización del euro disminuirían las exportaciones de la eurozona, frenando el crecimiento económico.
Las expectativas indicaban una posible suba de la tasa en diciembre próximo desde la Reserva Federal pero el silencio manifiesto sobre este tema en la reunión, fue interpretado como una negativa para este año. Janet Yellen hizo énfasis sobre el marco regulatorio vigente desde la crisis financiera, dirigiendo su mensaje a los bancos de inversión que vuelven a los bonos sobre hipotecas subprime o non-prime en EE.UU.
México ve con suma preocupación y analiza los pasos a seguir si en breve EE.UU. abandona el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) o fracasan las conversaciones y negociaciones iniciadas. El pasado 23 de agosto Donald Trump en Phoenix, Arizona, proclamó: “Personalmente, no creo que podamos alcanzar un acuerdo… así que creo que probablemente acabemos dando por terminado (el TCL) en algún momento”. El secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, resaltó la importancia que puede llegar a arbitrar la Organización Mundial del Comercio (OMC) en este panorama: “Sería el referente para dirimir las controversias”.
En este mes de agosto, los principales bancos de inversión de la economía mundial han circulado la tesis de que estamos en el final del ciclo expansivo, donde las beneficios de las empresas han comenzado a disminuir, donde las empresas no han bajado su nivel de endeudamiento, y donde pronto los bancos centrales deberán abandonar los estímulos en la política monetaria, para reacomodar las apreciaciones y las tasas de interés de referencia, como señalamos anteriormente. Uno de los indicadores más extendido es la descorrelación entre los mercados de acciones, bonos, divisas y commodities.
La apreciación del euro y los estímulos monetarios establecidos, la imposibilidad de llevar adelante los cambios anunciados por Trump en la economía norteamericana durante la campaña electoral que denotan el escaso manejo de los resortes de la gestión fiscal y legislativa, la posible modificación de las reglas de juego en las relaciones comerciales internacionales por la salida del TLC, y la pendiente negativa que insinúa la fase final del ciclo expansivo económico, nos permiten visualizar un escenario futuro en el mediano plazo sensiblemente desfavorable para la moneda estadounidense: el dólar.