El reciente hackeo por por U$S 30 millones a Tehter encendió el debate sobre las criptomonedas.
Tether ha perdido U$S 30.950.010 de su monedero virtual por un hackeo de su cuenta el pasado domingo 19 de noviembre, al ser transferidos a una dirección no autorizada de bitcoin, según una comunicación publicada en su propio sitio web. Las criptomonedas transferidas son USDT: ese token está vinculado a la par al dólar estadounidense y se encuentra respaldado por activos de la cuenta de reserva de la compañía. Se suspendieron momentáneamente los servicios de cartera vinculados, para hacer una investigación, aunque inmediatamente la empresa enfatizó a sus usuarios la normal emisión y función de Tether, que está ubicada en el puesto 19 de las criptomonedas con mayor valor de mercado y con una capitalización de U$S 673 millones.
Tras conocerse esa estafa virtual, el martes pasado la cotización del Bitcoin cayó alrededor de 5% para luego recomponerse a su valor de apertura. No es el primer incidente que evidencia la vulnerabilidad de las criptomonedas. Un empresario ruso, responsable de la plataforma de intercambio de bitcoins, fue detenido en julio pasado durante sus vacaciones en el norte de Grecia, acusado de fraude por blanquear presuntamente U$S 4.000 millones en esa moneda virtual. En el mes de septiembre, los reguladores financieros en China vetaron estas plataformas, por considerarlas ilegales, provocando un cryptocollapse por el desplome de casi un tercio del valor del Bitcoin y de Ethereum, otra moneda virtual. Los banqueros más influyentes, como el CEO de JP Morgan Chase, Jamie Dimon y uno de los principales asesores de Allianz Global, Mohamed El-Erian, han manifestado que dudan que los gobiernos lleguen a usar esas criptomonedas que son producto únicamente de la especulación.
Parte del atractivo de las monedas virtuales para muchos de sus usuarios es la falta de control centralizado o de regulación por parte de un ente gubernamental o de una institución bancaria. En su lugar, depende de una tecnología denominada “cadena de bloques” para realizar y garantizar las transacciones. Pero, en la práctica, estas mismas condiciones significan un gran problema para un grupo mucho mayor de personas, generando un escenario de incertidumbre.
La teoría de las perspectivas (prospect theory) desarrollada por Daniel Kahneman y Vernon Smith, quienes obtuvieron el Premio Nobel en 2002 por incorporar aspectos de la investigación psicológica a la ciencia económica, da un nuevo enfoque a la toma de decisiones de los sujetos en escenarios de incertidumbre. La teoría permite modelizar comportamientos no racionales de los individuos, tales como la aversión a la pérdida (un individuo prefiere no perder U$S 1.000 antes que ganar U$S 1.000), y como la aversión al riesgo (un individuo, ante la disyuntiva, prefiere elegir la opción con menos riesgo aunque la otra opción con más riesgo se suponga más beneficiosa).
Tether impulsa a sus usuarios a tener siempre actualizado su “Omni Core” a la nueva versión protegida y busca recuperar las monedas robadas (tokens), impidiendo su canje. Estas nuevas tecnologías, desde su lenguaje descriptivo, su diseño y su aplicación, confieren un aura de novedad para la gran mayoría de los usuarios en el mundo de las finanzas. Asimismo, infunden la incertidumbre propia de todo cambio tecnológico significativo.
Actualmente, esta combinación de monedas virtuales y tokens, de blockchain y hackeos, de beneficios de la desregulación y de opiniones adversas de las instituciones, de vanguardias tecnológicas y lenguajes encriptados, otorgan al mercado de las criptomonedas una alta volatilidad propia de todo activo financiero en un contexto inestable.
Publicada en El Economista
Reproducida en el sitio Porfolio Personal el 24Nov17